Cuando un ser querido, un familiar o alguien cercano atraviesa un mal momento y debe internarse, es lógico que sus allegados se encarguen de su cuidado puesto que no es muy fácil confiar esta tarea a terceros y mucho menos si se trata de personas desconocidas.
El tema está en que en general el acompañante no puede satisfacer al 100 % las necesidades emocionales y psicológicas que atraviesa el paciente, sobre todo cuando se trata de internaciones por periodos de tiempo prolongados. Es allí cuando surgen los problemas debido a que el acompañante debe atender otras cosas como por ejemplo su trabajo al cual no podrá ausentarse por tanto tiempo, o el estudio, la casa, los niños, etc.
Si el paciente le recrimina que no ha llegado en hora, que tiene mal humor, que no es considerado o alguna otra cosa que le molesta, puede sonar como mal agradecido generando situaciones conflictivas. Por otro lado, los sanatorios por más excelentes que sean, no contemplarán cuidados que se extiendan más allá de la enfermedad por la que el paciente está internado.
Es por estos motivos y otras razones más, que a la hora de pasar por estas situaciones recomendamos considerar contratar algún tipo de servicios de acompañantes para enfermos, de manera tal de que el paciente pueda tener la atención personalizada que necesita para hacer más amena la situación de estar internado.