Como seres pensantes capaces de transformar nuestro entorno y crear nuevas formas de producción tenemos una gran responsabilidad con las generaciones futuras, la de conservar el planeta en que habitamos, nuestro único hogar, que será el hogar de nuestros hijos y los hijos de sus hijos, por ello debemos conservarlo y evitar que siga degradándose y transitando hacia su colapso.
La actividad humana desarrollada en los últimos tres siglos, pero especialmente la desarrollada en el siglo XX y primeras dos décadas del siglo XXI, ha sido causante de uno de los grandes problemas que atraviesa hoy el planeta y que pone en riesgo la vida, se trata del calentamiento global, que tiene efectos devastadores a corto, mediano y largo plazo.
La principal causa de este nefasto fenómeno son los altos niveles de emisión de gases contaminantes de efecto invernadero, los cuales se producen por el uso a nivel global de combustibles fósiles, que lanzan grandes emisiones de CO2 que contaminan el aire y son responsables de una gran variedad de enfermedades respiratorios en humanos y otras especies.
Estos gases tóxicos de efecto invernadero van a parar a la atmósfera y causan todos los graves problemas climáticos que vivimos, como aumentos en la temperatura ambiental, aumento del nivel de las aguas marinas debido al derretimiento de los casquetes polares, aparición de grandes tormentas y otros fenómenos climáticos adversos, que hemos vivido en las últimas décadas.
Las energías renovables una opción necesaria
En medio de este panorama. Muchos gobiernos y organizaciones han comenzado a realizar esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, se trata de un plan global que plantea metas para las próximas décadas, paralelamente a ello se ha viene impulsando la generación u masificación del uso de energías renovables como una alternativa válida y viable a los combustibles de origen fósil.
El éxito que ha tenido en la última década la generación de energía eléctrica a partir de la energía solar, eólica, geotérmica y biomasa, marca el camino a seguir para garantizar una producción de energía limpia, que permite cubrir las necesidades de la población, disminuir los costos de producción y distribución y cuidar el planeta, para que las futuras generaciones puedan disfrutarlo.
Hoy es común ver en muchas regiones del planeta grandes campos con turbinas eólicas, compatibles con la actividad agrícola y que ayudan a producir energía a partir de la fuerza del viento, una fuente que es gratuita e inagotable, además totalmente limpia.
También encontramos que hay una creciente producción de energía a partir de la luz del Sol, la cual es también gratuita e inagotable: muchas ciudades están impulsando a sus ciudadanos a producir parte de la energía que necesitan en sus casas, negocios o empresas a partir de paneles solares, les dan incentivos y les compran parte de la energía que producen para apoyar la red eléctrica tradicional.
Regiones apartadas que no contaban con servicio de energía eléctrica desarrollan proyectos de energías renovables para contar con electricidad, es el camino hacia el futuro, el desarrollo de plantas de generación locales que provean energía limpia a partir de fuentes renovables, que ayuden a cuidar el planeta.